En algún momento me tendré que parar a pensar. Darle un significado a cada palabra y gesto que inundan mi mente a diario. Mi ritmo frenético sólo me permite disponer los domingos para el reposo, el cual empleo para distraerme y aplazar aún más mi toma de decisiones.
Sigo ligado a eso... a un algo que no se explicarlo y que no quiero perderlo... y sin embargo ya no lo tengo. Son sólo los destellos de una luz débil. Los últimos fragmentos de luz de una estrella que se apagó hace tiempo.
Aún siguen siendo pensamientos cálidos. Recuerdos de momentos vividos. Momentos grandes, sorprendentes, aburridos, irritantes, soberbios, cariñosos, inocentes, guarros, divertidos, cansados, estresados, sabios, emotivos, enfermos, discutidos, encerrados, libres, dibujados, fotografiados, bañados, viajados... tanto vivido.
Pero se que no morirán. No mientras aún los recuerde.
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